La diversidad de culturas se refiere al grado de diversidad y variación cultural, tanto a nivel mundial como en ciertas áreas, en las que existe interacción de diferentes culturas coexistentes.
Muchos estados y organizaciones consideran que la diversidad de culturas es parte del patrimonio común de la humanidad y tienen políticas o actitudes favorables a ella. Las acciones en favor de la diversidad cultural usualmente comprenden la preservación y promoción de culturas existentes.
Los pames intervinieron en la Guerra
Chichimeca, al inicio del conflicto fueron descritos como los más pacíficos
de todas las "naciones" conocidas bajo el nombre genérico de chichimecas.1 Habitaban
en las localidades de Acámbaro, Orirapúndaro, Ucareo, Tulimán, San Pedro,
Parrón, Sinquía, Sichú, Izmiquilpan y Meztitlán. Compartieron territorio al
oeste con los guachichiles y guamáres, así como con los otomíes en Jilotepec y
con los purépechas en Michoacán.
En la década de 1570, sus actividades fueron más hostiles, pues se
reportaron secuestros y asesinatos a españoles. Básicamente eran nómadas, su
cultura religiosa era semejante a la de los otomíes, por
ello, se les consideraba más avanzados que los guamares, guachichiles
y zacatecos..
Actualmente existen unos 20000 pames que viven en la zona
media de San Luis Potosí, además de unos 600 que se encuentran en el norte del
estado de Querétaro. Viven de una agricultura de subsistencia.
Purépecha
La cultura tarasca o purépecha es una cultura
precolombina de México que floreció principalmente en la región oriental del
estado de Michoacán. La cultura se inició aproximadamente en el año 1200d.C. y su esplendor
terminó hacia el año 1600.
Su gobierno era monárquico y teocrático.
Como la mayoría de las culturas prehispánicas, eran politeístas. El
calificativo "tarasco" es un exónimo considerado
despectivo por los modernos descendientes de las poblaciones que conformaron
esta cultura, que se autodenominan P'urhépechas.
Denominación
que los españoles
dieron al pueblo
purépecha (en su lengua p'urhépecha) así como a su idioma que, contrariamente a lo que se ha pensado,
carece de sentido despectivo y más bien parece tratarse de un término de
parentesco usado por los antiguos purépechas para tratar a ciertos españoles
con lo que se emparentaron políticamente. Tarasco procede de la voz tarascue
(mi yerno o mi suegro), utilizada por los indígenas para referirse a los
primeros españoles.
Se dedicaban a la alfarería, escultura, arquitectura, pintura, orfebrería y
notablemente la pesca fue y sigue siendo una actividad primordial para los
purépecha.También eran los únicos que manejaban el bronce por lo que era uno de
sus secretos.
Otomí
Los
otomíes son un pueblo indígena del centro de México. Está
emparentado lingüísticamente con el resto de los pueblos de habla otomangueana, cuyos antepasados han ocupado
la Altiplanicie Mexicana desde varios milenios
antes de la era cristiana. Actualmente, los otomíes habitan un territorio
fragmentado que va del norte de Guanajuato
al sureste de Tlaxcala.
Sin
embargo, la mayor parte de ellos se concentra en los estados de Hidalgo,
México y Querétaro. De acuerdo con las estadísticas de
la Comisión
Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de México, la población étnica2
otomí sumaba 646.875 personas en la República Mexicana en el año 2000, lo que
les convierte en el quinto pueblo indígena más numeroso del país. De ellos,
sólo un poco más de la mitad hablaban el otomí.
Al respecto, cabe decir que la lengua otomí presenta un alto grado de
diversificación interna, de modo que los hablantes de una variedad suelen tener
dificultades para comprender a quienes no hablan otro dialecto.
De ahí que los nombres con los que los otomíes se llaman a
sí mismos son numerosos: ñätho (valle
de Toluca), hñähñu (valle del Mezquital), ñäñho (Santiago
Mezquititlán en el Sur de Querétaro) y ñ'yühü (Sierra Norte de Puebla, Pahuatlán)
son algunos de los gentilicios que los otomíes emplean para llamarse a sí
mismos en sus propias lenguas, aunque es frecuente que cuando hablan en español
empleen el etnónimo otomí, de origen náhuatl.
Chichimeca
Chichimeca o chīchīmēca nombre que daban al conjunto de
pueblos indígenas que habitaban el norte de México.
Los españoles, después de la conquista de México-Tenochtitlán, nunca se
imaginaron que tardarían más de dos siglos en conquistar todo el norte de
México, una vasta región actualmente denominada Aridoamérica.
En esta habitaban varios grupos cazadores-recolectores que fueron conocidos
bajo la denominación de chīchīmēcah (que se interpretó como "perro
sin correa" o chichimēcah, algo equivalente a la denominación de
"bárbaro"
en Occidente o popoluca
en el sur de Mesoamérica). Aunque también es posible que la palabra chichimeca
venga de Chichilmeca: gente roja. A la hora del contacto español, según
Powell «las cuatro naciones principales de indios eran los pames, guamares, zacatecos y guachichiles»,
éstos dos últimos a diferencia de los tecuexes, caxcanes y los otros dos
grupos, tenían un grado cultural inferior, porque los demás tenían adoratorios
y conocían la agricultura, aunque cabe resaltar que la mayoría de los
chichimecas eran cazadores-recolectores y que los que conocían la agricultura
eran los que vivían cerca de ríos o en áreas donde había fuentes de agua, manantiales, ríos, etc.
Los chichimecas se extendían al norte desde Querétaro hasta Saltillo y de Guadalajara hasta San Luis Potosí, vivían en
comunidades sin delimitación fija, por lo que constantemente entraban en
conflicto con otros grupos, principalmente a causa de los alimentos.
Generalmente tenían caciques, quien era el guerrero más valiente de la tribu; no tenían
dioses relacionados con la fertilidad como las culturas
mesoamericanas, comúnmente adoraban al sol y a la luna; su desarrollo con
las artes fue relativamente escaso, esto se entiende debido a su “nomadismo”,
el cual hacía que su nivel cultural fuera realmente pobre si lo comparamos con
la de los pueblos de Mesoamérica. Sin embargo, a pesar de ello, ciertos
pueblos chichimecas lograron edificar templos-fortaleza, canchas de
pelota, desarrollaron la cerámica, la pintura, los petroglifos, etc., todo ello en un medio
desfavorable, en una zona árida donde las precipitaciones pluviales son escasas
y donde el clima
es cambiante según la altitud.